Agencias
México.- Fidel Bustillos, joven rarámuri de 19 años, se ha convertido en un símbolo de esfuerzo en la Sierra Tarahumara. Cada domingo emprende una caminata de siete horas desde su comunidad, Cumbres de Silveiro, hasta Guachochi, para asistir a la Universidad Tecnológica de la Tarahumara, donde estudia Ingeniería en Manejo Forestal con la meta de proteger los bosques y combatir la creciente sequía que afecta a su pueblo.
Creció entre carencias, pero también entre la determinación de romper el rezago educativo que persiste en las comunidades serranas.
Su trayecto comienza con una mochila llena de cuadernos y sueños, cruzando veredas donde el sol, el frío y la falta de servicios básicos son parte del camino. Fidel vive entre semana en la Casa del Estudiante y regresa a su hogar cada fin de semana, decidido a prepararse para crear proyectos que fortalezcan la agricultura, eviten incendios y rescaten el equilibrio natural de la región. La UTT, que desde hace 15 años apoya a estudiantes indígenas con becas y alojamiento, se ha convertido en el puente que permite que jóvenes como él transformen su futuro y el de toda la Tarahumara.
