Agencias
México.- La presidenta Claudia Sheinbaum presentó recientemente el nuevo modelo de distribución de medicamentos llamado “Farmacias del Bienestar”, con el que se busca atender a adultos mayores y personas con discapacidad a través del programa Salud Casa por Casa. La iniciativa promete surtir recetas con folio y código cada dos meses, mediante carritos exhibidores ubicados en centros de salud del IMSS Bienestar y tiendas del Bienestar, con el objetivo de llegar a zonas donde antes no había abasto.
Sin embargo, críticos advierten que este programa podría ser más un acto mediático que una solución real al desabasto de medicamentos en el país. A pesar de las promesas de surtido constante, la realidad en varios estados es distinta: usuarios reportan retrasos en la entrega de fármacos, falta de existencias y una dependencia de las visitas domiciliarias que no siempre llegan a tiempo. Especialistas señalan que la complejidad logística y la falta de seguimiento robusto podrían limitar el alcance del programa, dejando fuera a quienes más necesitan los tratamientos.
Desde su arranque en 500 unidades del Estado de México, Sheinbaum asegura que para marzo de 2026 el esquema cubrirá todo México, pero la falta de datos concretos sobre cómo se garantizará el abastecimiento continuo genera dudas sobre su efectividad. Además, aunque se anuncian consultas telefónicas para emitir nuevas recetas a pacientes con enfermedades no diagnosticadas, la práctica puede enfrentar obstáculos por la saturación de la línea de atención o la falta de personal capacitado.
El subsecretario de Salud, Eduardo Clark, y el director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, destacaron que más de 86 millones de piezas médicas han sido entregadas hasta la fecha y que se han reabastecido miles de centros de salud, pero los cuestionamientos persisten: ¿realmente estas cifras se traducen en un acceso oportuno a los medicamentos para quienes más los necesitan o solo son números para la comunicación gubernamental?
Mientras Sheinbaum presenta su programa como un avance histórico en la atención médica, los críticos insisten en que el verdadero reto no es la presentación de carritos ni la cobertura parcial, sino garantizar la continuidad real del abasto y la supervisión efectiva para que adultos mayores y personas con discapacidad puedan recibir sus medicinas sin demoras ni obstáculos.
Esta iniciativa busca complementar la atención domiciliaria, pero para muchos usuarios, la pregunta sigue siendo si las “Farmacias del Bienestar” serán una verdadera solución a largo plazo o solo un nuevo intento de mostrar resultados visibles sin atender las fallas estructurales del sistema de salud pública.


