Agencias
EU.- En un giro que revela la complejidad de la crisis diplomática, el gobierno de Estados Unidos solicitó formalmente autorización a Venezuela para continuar con los vuelos de deportación, días después de que el presidente Donald Trump declarara el espacio aéreo venezolano “totalmente cerrado”.
El Ministerio de Transporte venezolano informó este martes que, “por instrucciones del presidente Nicolás Maduro”, se autoriza el ingreso de aeronaves de Eastern Airlines para operar la ruta Phoenix-Maiquetía los miércoles y viernes, transportando alrededor de 200 migrantes por vuelo. Esta decisión permite la continuidad de un programa que, desde febrero, ha llevado a cabo 75 vuelos con más de 13,000 venezolanos deportados desde Estados Unidos.
📜 De la confrontación a la coordinación forzada
La solicitud estadounidense llega en medio de una escalada sin precedentes. El sábado 29 de noviembre, Venezuela había denunciado que EE.UU. suspendía “de manera unilateral” los vuelos, calificando la medida de Trump como una “nueva agresión extravagante, ilegal e injustificada” y una “amenaza colonialista”. Trump, por su parte, había reiterado en redes sociales que el espacio aéreo venezolano estaba “cerrado en su totalidad”.
El restablecimiento de los vuelos, descrito por Venezuela como parte del “Plan Vuelta a la Patria”, evidencia que, pese a la retórica bélica, persiste un canal operativo entre ambos gobiernos. Este acuerdo de deportación se mantiene activo incluso sin relaciones diplomáticas plenas desde 2019.
✈️ Crisis aérea regional y represalias
La tensión ha generado un caos en la aviación comercial. Tras una alerta de la Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense que instaba a “extremar la precaución” sobre Venezuela, varios países recomendaron a sus aerolíneas suspender operaciones.
En respuesta, Venezuela revocó los permisos de operación a al menos siete aerolíneas internacionales, incluyendo a Iberia, Air Europa, TAP, Avianca, Latam, Turkish Airlines y Gol, acusándolas de sumarse a “acciones de terrorismo de Estado”. España y Portugal impusieron restricciones formales a los vuelos con Venezuela hasta finales de diciembre. Otras aerolíneas, como la panameña Copa, operan con extrema precaución y solo de día.
🔍 El trasfondo: una negociación bajo presión
Analistas interpretan este episodio como una muestra de la negociación subyacente en medio de las hostilidades públicas. Los vuelos de deportación forman parte de acuerdos más amplios que, en el pasado, han incluido la excarcelación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela.
La deportación de venezolanos es una pieza clave en la política migratoria de la administración Trump, quien anunció “expulsiones masivas” al inicio de su mandato. Sin embargo, datos independientes muestran que el ritmo actual de deportaciones aéreas es menor que el del gobierno de Joe Biden en 2024, y el uso costoso e ineficiente de aviones militares para este fin ya fue suspendido.
La rápida reanudación de los vuelos sugiere que, para Washington, la deportación de migrantes es un objetivo operativo inmediato que prevalece sobre la retórica de confrontación con el gobierno de Maduro. Para Caracas, la autorización le permite reafirmar ante el mundo el control de su espacio aéreo y su disposición a manejar la crisis mediante canales diplomáticos formales.


