De la Redacción
El Buen Tono
CÓRDOBA.- La operación del Centro de Atención Integral a Víctimas de Violencia Familiar, que reportó sólo diez denuncias canalizadas a la Fiscalía en los primeros cuatro meses del año, funciona bajo un modelo que espera a que las víctimas lleguen golpeadas a pedir ayuda.
La información disponible pinta un cuadro devastador sobre la eficacia de las instituciones municipales de Córdoba para enfrentar la violencia de género.
A la luz de los datos del Observatorio Universitario de Violencias contra Mujeres, que sitúan al municipio en el primer lugar de Veracruz en desapariciones de mujeres con 24 casos en nueve meses, la respuesta del sistema del DIF municipal aparece no sólo como insuficiente, sino como profundamente desconectada de la emergencia real.
Este enfoque burocrático es incapaz de hacer frente a una crisis que se manifiesta de formas más agudas y extremas, como son las desapariciones y el feminicidio. Y es que el CAIVF se enfoca en la gestión jurídica una vez que se interpone una denuncia
De esta forma el protocolo existe para quien logra denunciar, pero la mayoría de las víctimas ni siquiera alcanza ese punto, ya sea por miedo, falta de recursos o porque el peligro inminente las lleva a engrosar la lista de desaparecidas.
Esta desconexión se agrava al observar la respuesta general del gobierno municipal. El Instituto Municipal de las Mujeres ha centrado su labor en la impartición de talleres y la gestoría, acciones que, siendo de valor complementario, son marginales frente a la necesidad de una estrategia robusta de seguridad, prevención y búsqueda.
La gravedad de la situación exige una movilización institucional proporcional al hecho de ser un foco rojo en desapariciones, y lo que se encuentra es una gestión anclada en la simulación.
La lucha contra la violencia de género corre el riesgo de reducirse a una consigna para blindar imágenes políticas, mientras las mujeres de Córdoba carecen de albergues, de operativos de búsqueda efectivos y de una presencia institucional que las proteja de manera proactiva. CAIVF, útil en violencia familiar, resulta inadecuado ante desapariciones y feminicidios.


