De la Redacción
El Buen Tono
CÓRDOBA.- La administración municipal que concluye deja un saldo de desgaste político y ausencia de resultados, con una regidora séptima que abusó del cargo y un alcalde que nunca logró consolidar proyectos de impacto para la ciudad.
Por un lado, Lety Luz convirtió su cargo en pasarela de lujos: más de 100 mil pesos mensuales, aguinaldos jugosos, viajes a Europa y conciertos internacionales pagados con dinero público. Nunca organizó un taller, nunca impulsó sus comisiones y nunca trabajó por niñas, niños o jóvenes. Su legado se reduce a insultos contra el alcalde y a tiktoks frívolos que exhiben su desinterés por Córdoba.
Del otro lado, Juan Martínez, incapaz de responder con resultados, se hundió en la omisión institucional. Promesas incumplidas, abandono de colonias, falta de infraestructura y un gobierno sin dirección. Mientras la regidora lo llamaba “ignorante” y “sin valores”, el edil se limitaba a discursos vacíos y a dejar pasar el tiempo.
El saldo es lapidario: una regidora que vivió del erario sin aportar nada y un alcalde que nunca supo gobernar. Córdoba quedó atrapada entre la corrupción de Lety Luz y de Juan Martínez, ambos responsables de que la ciudad cierre con desconfianza ciudadana, abandono institucional y cero resultados.


