Adriana Estrada
El Buen Tono
Maltrata.- Investigadores identificaron un yacimiento de huellas fósiles, que incluye pisadas humanas junto a rastros de mamuts, perezosos gigantes y camellos prehistóricos, en el Valle de Maltrata, un hallazgo que podría reescribir las teorías sobre la llegada de los primeros humanos a esta región del actual México.
El biólogo Jair Peña Serrano, responsable del procedimiento inicial, explicó que las huellas humanas se encuentran impresas en el mismo estrato sedimentario que conserva las icnitas, huellas fósiles, de megafauna del Pleistoceno.
Tal coexistencia en un mismo momento geológico indica que los humanos habitaron y transitaron por este valle simultáneamente con animales gigantes, hace unos 15 mil años, con un posible rango entre 13 mil y 18 mil años antes del presente.
“La narrativa histórica predominante sitúa la ocupación humana estable en esta zona hace alrededor de 7 mil 500 años. Si se confirma la antigüedad de las huellas, estaríamos ante una evidencia directa que obliga a replantear los modelos de migración y poblamiento temprano en el Centro de México”, agregó el entrevistado.
El sitio, ubicado en la zona conocida como Los Tepetates, preserva una concentración excepcional de miles de huellas fósiles, aunque eran visibles para los pobladores desde hace décadas, llamadas localmente espejos de agua, por llenarse en temporada de lluvias, su correcta identificación como rastros fósiles se logró hasta 2024, con la intervención de especialistas en icnología.
“La aglomeración y diversidad de rastros, se identificaron cerca de 16 elementos faunísticos distintos, confirman que Maltrata fue un corredor biológico estratégico”, detalló el investigador.
Dijo que este valle, a mil 698 metros sobre el nivel del mar, habría funcionado como un paso obligado con agua, alimento y refugio, atrayendo tanto a megafauna de climas fríos y mamuts, como a especies de ambientes más cálidos y húmedos, entre ellos tapires, lo que también sugiere cambios ambientales significativos a lo largo del tiempo.
La extraordinaria preservación de las huellas se debe a un fenómeno geológico específico que ayudó a preservar el yacimiento, manifestó.


