AGENCIA
Internacional.- Estados Unidos elevó este lunes la presión política, económica y militar sobre Venezuela, luego de que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, afirmara que el presidente Nicolás Maduro debe abandonar el poder. Las declaraciones se dieron en un contexto marcado por el endurecimiento de sanciones y el bloqueo a embarcaciones que transportan crudo venezolano en el mar Caribe.
La postura del Gobierno estadounidense coincide con la implementación de operativos navales para interceptar petroleros vinculados al comercio de petróleo venezolano. Estas acciones forman parte de una estrategia orientada a limitar los ingresos del Estado venezolano y reforzar el control sobre actividades que Washington considera ilegales en la región.
De acuerdo con Noem, la administración estadounidense sostiene que los recursos obtenidos por el Gobierno de Maduro a través del sector petrolero están relacionados con actividades de narcotráfico que afectan directamente a Estados Unidos. En ese sentido, el Departamento de Seguridad Nacional afirmó que las medidas buscan proteger a la población estadounidense y frenar redes criminales transnacionales.
En los últimos meses, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en el Caribe como parte de una operación destinada a interceptar embarcaciones sospechosas de transportar drogas o crudo sujeto a sanciones. El domingo previo a las declaraciones de Noem, autoridades estadounidenses confirmaron que mantenían la persecución de un tercer petrolero cerca de las costas venezolanas.
Estas acciones se suman al anuncio previo del presidente Donald Trump sobre el bloqueo a la entrada y salida de Venezuela de buques sancionados por el Gobierno estadounidense, medida que refuerza el régimen de sanciones destinado a restringir el comercio energético y presionar al Ejecutivo venezolano en el ámbito internacional.
La política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela combina instrumentos diplomáticos, económicos y de seguridad. Aunque Trump ha señalado en distintas ocasiones que el mandato de Maduro enfrenta un escenario adverso, la posición oficial enfatiza que la prioridad es combatir el narcotráfico y recuperar los derechos petroleros de empresas estadounidenses afectadas por las sanciones.
Por su parte, el Gobierno de Nicolás Maduro ha rechazado las acusaciones de Washington, particularmente las que lo vinculan con el llamado Cartel de los Soles, una supuesta red de narcotráfico que Caracas niega de manera reiterada. Las autoridades venezolanas han calificado la incautación de petroleros como actos de piratería internacional.
En respuesta, el Ejecutivo venezolano anunció que acudirá a instancias multilaterales, incluido el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, para denunciar lo que considera acciones ilegales contra su soberanía. Las tensiones se desarrollan en un escenario geopolítico complejo, donde el petróleo, las sanciones internacionales y la seguridad regional continúan siendo ejes centrales del conflicto entre ambos países.
