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La espera del amor; un viaje por los pesebres

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De la Redacción

El Buen Tono

CÓRDOBA.- Mientras la ciudad se viste de luces y sonidos festivos a la Navidad, existe otro universo de quietud y devoción. En parroquias, capillas y, sobre todo, en el corazón de los hogares, ya se ha instalado el escenario de la espera más grande: el Nacimiento. 

No es sólo una tradición; es una promesa hecha con, musgo, aserrín y foquitos, figuras de animales y pastores. La promesa de que, en la Nochebuena, el Niño Jesús, Rey del Universo, llegará de nuevo a habitar entre sus fieles. Algunos pesebres son sobrios, de líneas puras; otros son paisajes minuciosos llenos de detalles, pero a todos los une un elemento invisible y poderoso: el amor con el que fueron colocados, figura a figura, un acto de oración con las manos.

Este año, en un recorrido por la ciudad nos lleva a descubrir pequeños epicentros de esta devoción. En el Fraccionamiento Loma Linda, en la casa número 7 de Bety Martínez, la escena sagrada se asoma desde una ventana, invitando al transeúnte a una pausa. En la avenida 41 3508 de Jardines del Sur, otro bello pesebre brilla como faro doméstico.

La espiritualidad comunitaria se expresa en la capilla Santa Teresita, en donde un nacimiento sobrio centra la mirada de los feligreses en el misterio esencial. No muy lejos, en la esquina de la avenida 47 Bis y calle 25 de la colonia Gómez Morín, la capilla Nuestra Señora del Carmen también ofrece su portal.

Pero es en el ámbito familiar donde la tradición adquiere su matiz más conmovedor. En la Avenida 2 #409, entre calles 5 y 6, la familia Sánchez Solís ha montado su versión del acontecimiento. En la avenida 39 No. 2704 en la colonia Paraíso, Yolanda Pérez Zárate ha derramado su creatividad en un Belén, un tributo al Rey de Reyes.

En la Unidad El Zopilote, María Luisa guarda su espera. Mientras, en el fraccionamiento Cheel, la señora Malú ha transformado su hogar en un “lluvia de amor”, donde cada figura parece bañada por esa gracia.

En la colonia Gómez Morín, la tradición se hereda y se multiplica. La familia Venegas López, calle 27, mz. 6, Ote 11) y la familia Venegas Sánchez, avenida 47 Bis, calle 27, mz. 5, Ote. 11 preparan, en distintos puntos, el recibimiento. Son lazos de sangre y fe que tejen, con el mismo cariño, el pesebre que verán sus niños y nietos.

Estos son sólo algunos puntos en el mapa de la esperanza cordobesa. Detrás de cada ventana iluminada que deja ver un pesebre, hay una familia que, al armar la escena, ha repasado su año, sus anhelos y sus gratitudes. Han colocado a José y María a la espera del Santo Niño, a los pastores en camino y a la estrella en lo alto, confiando en que la mañana del 25, la promesa se cumplirá. El amor, ese material del que están hechos todos estos nacimientos, ya está presente. Sólo aguarda, en el silencio de la noche, el suspiro de un recién nacido que llenará el universo.

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