Sandra González
EL BUEN TONO
Orizaba, Ver.- En un contexto marcado por la violencia, la inseguridad, la precariedad laboral, las carencias en salud y una crisis educativa que golpea lo ético y lo humano, la Navidad de 2025 llega a Orizaba como un llamado a no normalizar el miedo ni la desesperanza. Así lo expresó el obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, al centrar su mensaje navideño en la urgencia de recuperar la dignidad humana y la fraternidad social.
Al evocar el anuncio del Evangelio de San Mateo -“no teman”-, el prelado subrayó que el nacimiento de Jesús no es un mensaje abstracto ni meramente religioso, sino una interpelación directa a una sociedad que vive rodeada de amenazas cotidianas: La violencia persistente, la incertidumbre económica, la falta de medicamentos, las enfermedades sin atención oportuna y las crisis personales y comunitarias que se han agudizado en los últimos años.
Cervantes Merino sostuvo que la encarnación de Dios en Jesucristo dignifica la condición humana y obliga a asumir una responsabilidad colectiva, es decir, vivir como hermanos y no como adversarios. En ese sentido, advirtió que la fe cristiana no puede desvincularse de la realidad social, pues exige construir paz, reconciliación y justicia en un entorno donde las fracturas sociales son cada vez más evidentes.


