Córdoba.- La reciente designación de Irene Sedas González como nueva síndica de Córdoba, para el periodo 2026, no es más que una muestra clara de cómo la política local sigue siendo un juego de poder entre unos pocos, donde el bienestar de la ciudad y su gente son lo último en la lista. Con su nombramiento, Sedas se suma a la larga lista de figuras vinculadas a Zenyazen Escobar, quien ha ejercido un control absoluto sobre la política del municipio a través de su red de aliados. ¿Realmente creemos que una persona con un historial tan turbio es la mejor opción para gestionar los recursos de los cordobeses?
Sedas no solo ha sido criticada por su desempeño como funcionaria pública, sino que también ha sido denunciada repetidamente por malos manejos y corrupción durante su tiempo al frente de la Subdirección de Escuelas Telesecundarias en la SEV. Mientras sindicatos y trabajadores de la SEV luchaban contra su mala gestión, la ahora síndica mantenía una relación estrecha con Escobar, lo que le permitió ascender rápidamente en su carrera política, sin importar las irregularidades que salían a la luz. Su llegada a la sindicatura no es solo un ascenso, sino un claro mensaje de que los intereses personales siguen por encima de la necesidad de un cambio real en la administración de Córdoba.
La alianza Escobar-Alonso Cerezo: un pacto de poder y control
El nombramiento de Sedas refuerza lo que muchos ya temían: Córdoba sigue secuestrada por la misma mafia política. La alianza entre Zenyazen Escobar y Manuel Alonso Cerezo, el futuro alcalde, es un pacto que deja claro que, a pesar de las elecciones democráticas, el destino de la ciudad ya está sellado. Alonso Cerezo, quien asumirá el cargo de presidente municipal, es simplemente un peón más en las manos de Escobar, quien sigue ejerciendo un poder absoluto detrás del telón. Esta relación no solo pone en duda la independencia del próximo gobierno municipal, sino que también deja claro que la administración seguirá siendo un negocio privado para unos pocos que se enriquecen a costa del pueblo.
Red de corrupción y abuso de poder: la historia detrás de Irene Sedas
El pasado de Irene Sedas está marcado por escándalos de corrupción. En la Telesecundaria Francisco I. Madero, donde comenzó su carrera política, fue testigo de la llamada “transformación del Tarzan Boy”, el famoso Zenyazen Escobar. Allí, no solo se gestó su carrera “magisterial”, sino que también comenzaron a tejerse nudos de corrupción que han seguido arrastrando a todos los que estuvieron cerca de Escobar. Andrea Sánchez Aceval, suplente de Sedas, junto con su pareja Francisco Arenas Ahumada y el actual jefe de difusión de Zenyazen, Aldo Valerio Zamudio, establecieron una red de corrupción en la Coordinación para la Difusión y Optimización de los Servicios Educativos (CDOSE). Esta red desvió millones de pesos del erario a través de contratos fraudulentos, el pago de “aviadores” y el alquiler de vehículos y servicios sin justificación.
El saqueo millonario de recursos públicos a través de esta oficina demuestra cómo Zenyazen Escobar y su círculo cercano se han enriquecido a costa de los veracruzanos. ¿Cómo puede alguien con semejante historial llegar a ocupar un cargo de poder en el gobierno municipal? ¿No es hora de que Córdoba rompa con este círculo vicioso de corrupción y abuso de poder? La designación de Sedas es un claro recordatorio de que los intereses personales siguen siendo la prioridad para los que se aferran al poder.


