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AYUNTAMIENTO SABOTEÓ SU PROPIO REGLAMENTO DE BIENESTAR ANIMAL

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De la Redacción
El Buen Tono

Córdoba, Ver.- Sin supervisión, ni registro de asociaciones protectoras de animales, la autoridad municipal antepone la burocracia para evadir su responsabilidad ante el reglamento de Bienestar Animal.

En un ejercicio de transparencia ha desnudado no solo la descoordinación, sino el deliberado incumplimiento del Ayuntamiento de Córdoba hacia su propio Reglamento de Bienestar Animal. Las respuestas a solicitudes de información revelan una administración que evade, minimiza y ignora sus obligaciones legales, dejando a los animales en un estado de total desprotección institucional y engañando a la ciudadanía sobre su operatividad.

UN PADRÓN DE VETERINARIAS INEXACTO Y UNA SUPERVISIÓN CERO

La Dirección de Comercio proporcionó un listado risible de apenas 15 establecimientos entre veterinarias y comercios relacionados, una cifra que ni siquiera representa la mitad de los negocios visibles y operantes en la ciudad.

Esta subrepresentación evidencia un registro deficiente y una fiscalización laxa desde el origen. Pero la omisión grave viene después: al solicitar las actas de inspección y los permisos, esta dependencia se deslindó, argumentando que esa competencia era del Centro de Bienestar Animal.

Acto seguido, la Jefatura del Centro de Salud Animal (antes CBA) realizó la maniobra evasiva más clara: declaró que “no se cuenta con inspecciones” porque es competencia federal. Esta circularidad burocrática es una confesión de incumplimiento. El Reglamento Municipal otorga facultades de vigilancia y control, pero la autoridad prefiere esconderse tras una supuesta incompetencia, dejando a clínicas, farmacias y tiendas de mascotas sin supervisión alguna en materia de bienestar animal, permisos y condiciones sanitarias.

LA EVASIÓN DE LA REGIDURÍA: UN PADRÓN FANTASMA

Al solicitar el padrón de asociaciones protectoras, la Regidora Cuarta, María Luisa Martínez Ramírez, ofreció una clase magistral en evasión de responsabilidades. En lugar de gestionar la información o exigir su generación a las áreas ejecutivas, como correspondería a su cargo de vigilancia, se limitó a redirigir la solicitud, alegando que los ediles “carecen de facultades ejecutivas”.

Además el resultado final, emitido por el Centro de Salud Animal, confirma el fracaso: no existe padrón alguno de asociaciones protectoras, no hay convenios y, por tanto, no hay colaboración ni informes. El Artículo 12 del Reglamento, que ordena crear y operar dicho padrón, es letra muerta por la inacción tanto de la autoridad ejecutiva como de la vigilante.

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