Ixtenco, Tlaxcala. — Lo que inició como una aparente falta menor de tránsito derivó en un operativo de alto impacto sobre la autopista Amozoc–Perote, donde elementos de la Guardia Nacional aseguraron una patrulla clonada y detuvieron a cinco hombres armados, algunos de ellos con vínculos directos con corporaciones de seguridad.
Los hechos ocurrieron a la altura del kilómetro 25+500, cuando agentes federales detectaron un Dodge Charger blanco, modelo 2020, con vidrios polarizados y aditamentos similares a los de una unidad oficial. La apariencia del vehículo levantó sospechas, por lo que se procedió a marcarle el alto para una inspección de rutina.
Durante la revisión, los uniformados confirmaron que se trataba de una patrulla falsa que simulaba pertenecer a la Guardia Nacional, además de localizar armamento sin los permisos correspondientes. En el interior viajaban cinco hombres, quienes no pudieron acreditar la portación legal de armas ni la autenticidad del vehículo.
Armas y perfiles que encendieron las alertas
En el operativo fueron aseguradas:
Cuatro armas cortas
Seis cargadores
95 cartuchos útiles calibres .380 y 9 mm
Entre los detenidos se identificó a Carlos N., de 56 años, quien se ostentaba como capitán segundo de infantería retirado; Roberto Goy N., de 41 años, presunto elemento activo de la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco; y Luis N., de 39 años, integrante de una empresa de seguridad privada con sede en Naucalpan, Estado de México. También fueron detenidos Luis Tapia N. y José N.
La combinación de una patrulla clonada, armamento ilegal y personas ligadas a cuerpos de seguridad encendió las alertas federales, al considerar que podría tratarse de una red dedicada a la suplantación de autoridad, práctica utilizada en diversos delitos de alto impacto.
El vehículo, las armas y los detenidos fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR), que será la encargada de definir su situación jurídica e investigar si los implicados tienen relación con otros hechos delictivos registrados en la región.
Este caso evidencia un riesgo creciente en las carreteras del país: el uso de unidades falsas y símbolos oficiales para cometer delitos, una práctica que no solo vulnera la seguridad pública, sino que también erosiona la confianza ciudadana en las instituciones.


