DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.– La gobernadora Rocío Nahle García envió una señal política contundente al anunciar que no asistirá a la toma de protesta de Manuel Alonso Cerezo en Córdoba. Con esta decisión, dejó claro que no asumirá responsabilidad ni se vinculará con el historial ni el entorno del futuro alcalde, que enfrenta señalamientos relacionados con lavado de dinero, operadores cuestionados y operaciones bajo la vigilancia de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
Mientras Nahle confirmó su presencia en las tomas de protesta de Xalapa, Veracruz Puerto, Poza Rica y Coatzacoalcos, optó por no acudir a Córdoba ni a Orizaba, enviando en su lugar al secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, en un gesto político de deslinde calculado.
La decisión impactó directamente a Manuel Cerezo y a su principal socio político, Luis Abella Alvarado, cuya cercanía con la gobernadora nunca se consolidó en la práctica. En los círculos del poder estatal se reconoce que Nahle conoce perfectamente a Abella, su forma de operar y los problemas que arrastra, por lo que decidió cerrar cualquier posibilidad de ser utilizada como aval político. El mensaje es claro: cero tolerancia a entornos cuestionados, cero complicidades y cero costos ajenos.
La ausencia de la mandataria deja a Cerezo sin respaldo estatal, iniciando su administración con una señal evidente: el gobierno del estado no lo apoya.


