Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba.- Vecinos de Los Filtros en riesgo sanitario por la participación de los restos de un cerdo. Una de las calles a la secundaria general número 2 se ha convertido en un aglomerado de aves de rapiña.
La decadencia institucional en materia de protección animal y salubridad, expuesta por este medio de comunicación encontró su más cruda y fétida confirmación práctica. Este nuevo episodio no es un hecho aislado, sino la escalada lógica de un patrón de abandono institucional documentado.
Vecinos de la zona, exhaustos y con un justificado temor, señalan que el sitio se ha convertido en un depósito clandestino de cadáveres de animales, un refugio para fauna abandonada y, ahora, un riesgo sanitario inminente debido a la descomposición de los restos del porcino. La situación, lejos de ser atendida, se agrava por la omisión constante y coordinada de Protección Civil, Policía Municipal, la regiduría de Salud y el mismo Centro de Bienestar Animal.
Los vecinos coinciden en que las dependencias municipales actúan como compartimientos estancos burocráticos, donde la evasión de responsabilidades prima sobre la acción. Al final el cadáver en descomposición atrae fauna nociva y contamina el entorno, poniendo en riesgo la salud de los estudiantes y residentes.
Mientras las autoridades municipales se limitan a discursos vacíos, la realidad exhibe la descomposición literal de un gobierno incapaz de garantizar condiciones de salubridad.
El cadáver del cerdo no sólo representa un foco de infección, sino la metáfora más cruda del abandono institucional que hereda Juan Martínez Flores a Córdoba; su putrefacción es el retrato fiel de un ayuntamiento que se extingue entre la indiferencia y la descomposición, dejando a la ciudad hundida en la pestilencia de su propia omisión.


