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Bulgaria se alista para adoptar el euro, en medio de temores por inflación e inestabilidad política

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AGENCIA

Internacional.- Bulgaria se prepara para dar un paso histórico al incorporarse a la eurozona y convertirse en el país número 21 en adoptar la moneda única europea, un proceso que se concretará a la medianoche, cuando el país se despida del lev, su moneda nacional vigente desde finales del siglo XIX.

Con una población de 6.4 millones de habitantes, el pequeño Estado balcánico cerrará 2025 con un cambio monetario que ha generado expectativas, pero también preocupaciones. En Sofía, la capital, mercados tradicionales como el conocido “Mercado de las Mujeres” ya exhiben precios tanto en leva como en euros, mientras algunos comercios comenzaron a aceptar pagos en la nueva divisa.

Las autoridades búlgaras sostienen que la entrada a la eurozona impulsará la economía, fortalecerá la integración europea y reducirá la influencia rusa en el país. Desde el ámbito ciudadano, hay quienes consideran que el cambio es un paso necesario para consolidar el rumbo europeo de Bulgaria y facilitar la vida económica y los viajes dentro del continente.

Sin embargo, una parte importante de la población teme que la adopción del euro provoque un aumento generalizado de precios sin que los salarios crezcan al mismo ritmo. La preocupación se ve reforzada por los datos oficiales que muestran un incremento interanual de 5 por ciento en los precios de los alimentos durante noviembre, lo que alimenta el temor a una espiral inflacionaria.

Desde la Unión Europea, se asegura que el euro traerá beneficios concretos para ciudadanos y empresas, como mayor transparencia, competitividad, estabilidad económica y facilidades para el comercio y la movilidad laboral.

El cambio de moneda ocurre en un contexto político complejo. Bulgaria enfrenta un escenario de inestabilidad tras recientes protestas anticorrupción que provocaron la caída de un gobierno de coalición conservador con menos de un año en el poder. El país se encamina, además, a unas nuevas elecciones legislativas, las octavas en apenas cinco años, lo que añade incertidumbre al proceso de transición monetaria.

Así, Bulgaria entra a una nueva etapa económica con la promesa de mayor integración europea, pero también con el reto de contener la inflación y estabilizar su vida política en un momento clave para su futuro.

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