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Se alistan para la bendición

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Región.- México es un país sin igual pues dentro de su riqueza cultural existen costumbres y tradiciones que no existen en ninguna otra parte del mundo. Una de ellas la constituye el Día de la Candelaria, que en México ha sido transformada en un sinónimo de “se visten niños Dios”, “se reparan niños Dios” y la

 “tamaliza”, todo ello derivado de la tradicional Rosca de Reyes y del afortunado que encontró al niño en la rosca, mismo que será padrino de vestido del niño y por ende, nuestro compadre. Otra forma de ser el “padrino o madrina”, es que algún voluntario se ofrezca a vestir al niño, compromiso que se adquiere por tres años.

 

En realidad no se sabe exactamente cuándo se comenzó con la tradición de vestir a los Niños Dios, pero según la tradición, los trajes van cambiando de acuerdo a su “edad” según tres etapas o años en los cuales pasa de ser bebé, niño y posteriormente un adulto.  Es por ello que se acostumbra que el primer año se vista de color blanco, de preferencia con un ropón o ropa de bebé y dos palomitas porque es el año en que lo bendicen; para el segundo año se viste de cualquier advocación del Niño Dios (como el Niño de las Palomas, el Niño de Praga, el Niño Mueve Corazones, Niño de Atocha, Niño de Plateros, Dulce nombre de Jesús, etc.) y para el tercer año, cuando ya es adulto se viste en alguna advocación de Jesús (Sagrado Corazón, Jesús de Nazareno, Señor de la Misericordia, etc.).  En la elección del vestido del Niño Dios influye el gusto o devoción de los padrinos o el contexto actual de la familia, con lo cual seleccionan atavíos de El Niño de la Abundancia, de la Fé y del Trabajo, Del Tesoro, etc, según sea su petición.

 

Otra costumbre es que, el primer año que se lleva el niño a bendecir se coloca acostado en una canasta con flores (porque aún es un bebé y no sabe caminar); el segundo año, se le presenta sentado en un trono y el tercer año se le lleva de pie.  Aunque la iglesia comenta que lo importante es presentar al niño, no importando la posición en que esté.

 

En muchas familias se acostumbra que a cada uno de los hijos se les da un niño Dios, mismo que será heredado por ellos a sus respectivos hijos, con lo que se constituye un lazo familiar entre generaciones por lo que su cuidado es muy importante.  

 

En este punto radica la importancia de los artesanos que se especializan en reparar y restaurar Niños Dios, proceso después del cual, hay quien asegura que su Niño se ve más “sonriente” porque está contento de haber sido atendido y curado.

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