

Austin.- La incumplida promesa de impulsar una reforma migratoria integral que ponga fin a la incertidumbre de millones de casi 12 millones de indocumentados residentes en ese país persiguió hoy al presidente estadunidense Barack Obama en su visita a Austin, Texas.
Momentos antes de que el mandatario terminara su discurso en el Teatro Paramount, los guanajuatenses Juan y Mizraim Belman, conocidos como “dreamers”, se pusieron de pie y lo interrumpieron para pedirle una reforma migratoria que regularice su situación y la de sus familias.
Nadie los calló ni tampoco intentaron sacarlos del teatro o detenerlos. Por el contrario, Obama sorprendió a los mexicanos ilegales en Estados Unidos.
“Yo estoy de su lado”, les dijo y luego los invitó a sentarse y les prometió que hablarían más tarde. Concluido su discurso, el mandatario estadunidense cumplió su palabra. Rodeado por el Servicio Secreto y personal de la Casa Blanca, se encontró con los hermanos Belman por dos minutos entre los bastidores del teatro, y los jóvenes indocumentados plantearon directamente su petición.
“Me dijo que iba a actuar y cumplir su palabra”, contó posteriormente Juan Belman, estudiante de la Universidad de Texas. “Nos corresponde a nosotros el seguir recordándoselo”, mencionó.
En declaraciones al diario Austin American Stateman, Mizraim señaló que la idea de gritar a Obama para exigirle una reforma migratoria ya estaba en sus mentes desde antes de acudir al teatro, pero no estaban seguros de que pudieran ingresar al lugar. Finalmente lo hicieron y esperaron el momento para actuar.
La ocasión se dio cuando Obama, casi al final de su discurso, criticó a los legisladores republicanos en el Congreso por bloquear todos los esfuerzos para ofrecer mejores condiciones a los estadunidenses promedio.
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