

Córdoba.- Un ambiente tenso viven locatarios del mercado Revolución tras el asesinato del comerciante Néstor Daniel Abril Morás; algunos temerosos, optaron por cerrar sus locales desde el sábado, otros prefieren mantenerse herméticos y no opinar del suceso, aun cuando se ubican a escasos metros de la escena del crimen y otros demandan seguridad efectiva en el centro de comercio.
Después del dramático suceso, la actividad comercial y emocional no fue la misma para los locatarios del mercado, lo que para muchos era un día grande para las ventas y de fiesta por recordar con alegría a los muertos, cambió a la zozobra, tristeza e incertidumbre por la inseguridad que hay a plena luz del día.
Tras un recorrido por los diferentes pasillos del zoco, en busca de respuestas del sentir de los comerciantes, fue difícil encontrar a alguien que quisiera expresar unas palabras. El miedo reina en el mercado, temor a desconocer por qué el ataque a un comerciante, a quedar expuesto ante la delincuencia a la que no le importa actuar frente a cientos de personas.
Para el señor José Luis Martínez, quien dijo que afortunadamente no estaba cerca del suceso, pues se encontraba en compañía de sus pequeños hijos, dijo que tras escuchar las detonaciones y los gritos de los comerciantes, buscó asegurar a su familia y se limitó a permanecer en su local, mientras en lo más profundo de su ser oraba porque no ocurriera una desgracia.
Tras conocer el resultado del atentado, expuso “la inseguridad abunda, pero con esto acabamos de comprobar que estamos inseguros en el mercado, nosotros venimos a trabajar confiadamente pensando en que hay policía; pero pues ayer vimos que la policía está demás o no sé qué pasa; porque no pudieron agarrar al hombre que le disparó al muchacho, aparte de que había bastante gente”.
El entrevistado dijo que el sentir de sus compañeros es que el Gobierno del Estado tome medidas más severas con los delincuentes, pues después del lamentable crimen, ya no es lo mismo para los comerciantes, se empañó la festividad y ya no trabajaron igual.
Durante la mañana del sábado había mucha gente realizando sus compras, pero tras el atentado y al haberse corrido la voz por las redes sociales, dejó de llegar la clientela, bajando las ventas del día.
Algunos de los locatarios del área de fondas, que son los que estaban más cerca del área del atentado, cerraron sus locales porque hubo gente que tuvo crisis nerviosas, “un señor se fue porque su esposa se puso mal, varios compañeros cerraron por miedo”, expresó un entrevistado que prefirió omitir su nombre.
Don Toño; -así pidió que le nombrara-, expresó referente a la inseguridad, “mire usted, aquí los únicos que están seguros son los delincuentes, porque ellos están seguros de que no les va a pasar nada, pues nadie los agarra, nadie les hace nada, pero a nosotros quién sabe”, concluyó.
Un locatario que pidió guardar el anonimato, refirió “los comerciantes somos gente de trabajo, la mayoría trabajamos desde la madrugada y hasta que anochece, preparando nuestra mercancía, es nuestra forma de ganarnos el pan, cuando salimos de casa esperamos regresar con la familia, lo que menos queremos es vivir con miedo a ser asaltados o que nos maten, pues el dinero no nos sobra, vamos al día, como cualquier trabajador”.
Una anciana que vende jícama, comentó referente al asesinato del comerciante, “yo no sé por qué cuando pasa algo no están pendientes los policías, pues en estos días y en diciembre debe haber más vigilancia, pero no fue así, ni modo, ya paso”, ayer mientras vendía sus productos en un canasto dijo que no sentía temor, “el que nada debe, nada teme”.
SofÌa Dorantes Chávez
El Buen Tono
