


Tras ser destapado por Andrés Manuel López Obrador como candidato de Morena para buscar la delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal cabildea intensamente el apoyo de perredistas y priistas de la zona.
El exgobernador de Zacatecas buscó al diputado local Agustín Torres para pedirle que lo apoye a llegar a la delegación, y a cambio le garantiza una diputación federal y suficientes espacios para su gente.
Luego de la charla, Torres le dejó en claro al aspirante de Morena que no está interesado en ayudarle ni en salirse del PRD, por lo que si sabe contar no cuente con él.
Pero Monreal no se dio por vencido y aplicó el plan b: le hizo la misma oferta al actual delegado Alejandro El Potrillo Fernández, quien tiene pensado heredar el carro a su pareja, Verónica Olvera.
No gracias, le dijo también El Potrillo al diputado federal, quien se sorprendió, pues creía que la enemistad del delegado con su antecesor Torres iba a ayudar a dividirlos y sacar provecho de ambos.
Ante ese par de fracasos, el zacatecano tuvo que recurrir a su colega diputado José Luis Muñoz Soria, un septuagenario que ya fue delegado, diputado local y que quiere ser de nuevo jefe delegacional.
Muñoz Soria es el mismo que además de pagar de su bolsa la fianza para que los vándalos del 1 de diciembre de 2012 salieran de la cárcel, pidió a los integrantes de su corriente —IDN— que lo dejaran ser delegado una vez más, pues era su último cargo antes de retirarse.
O sea, el muy bribón pidió chance de que lo dejaran asegurar su futuro y luego se iría, dejando el lugar a sus socios; le dijeron que no. Monreal lo buscó y él sí se le uniría, aunque en realidad no representa nada.
Tanto es el interés del zacatecano en llegar a la delegación que también se le acercó a la diputada priista Alejandra Barrios para hablarle al oído; la dirigente de ambulantes le dijo que lo apoyaría sólo que el PRI no le cumpliera a ella con la candidatura de la
Cuauhtémoc.
Y es que Barrios espera tener para su grupo esa delegación o, en su caso, apoyar a quien le garantice los espacios públicos necesarios para sus ambulantes.
Pero eso no fue todo, por si las moscas Monreal también le hizo el ofrecimiento a otra lideresa del comercio informal: la perredista María Rosete, quien de plano le dijo que no contara con ella.
O sea, además de buscar apoyos para su causa, al mismo tiempo el zacatecano se ocupó de acentuar la división entre los actores políticos de la Cuauhtémoc, pues habló con los líderes y con sus contrapartes.
Parece que Monreal, quien ha brincado del PRI al PRD al PT al Movimiento Ciudadano y ahora a Morena, va en serio por la Cuauhtémoc, aunque en realidad no tiene muchas posibilidades de ganar.
En primera, porque el DF es muy diferente a Zacatecas y la gente no se traga sus dramas de regresar un cheque en la tribuna de San Lázaro; todo mundo sabe que lo que le sobra es dinero y pocos saben cómo lo obtuvo.
Y en segundo lugar, estas elecciones no serán de personajes sino de estructuras, y ni Monreal ni Morena las tienen, por mucho que les sobre el dinero.
Por eso le urge comprar líderes.


