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Luchan contra la discriminación

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Córdoba.- Enfrentándose a las adversidades y al tabú contra las personas con enanismo, tres mujeres  incansables y valientes se enfrentan a la vida de un modo diferente, ante el rechazo de las personas que las juzgan anticipadamente por su corta estatura.

Magdalena Leyva, Karla Andrade y Norma Macías son un claro ejemplo de lucha que día a día realizan al desempeñarse en los rodeos y el teatro.  

María Magdalena Leyva Santos, originaria de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, de 34 años de edad, platica sobre los obstáculos que se le han presentado y la manera de enfrentarlos, con una forma diferente de ver la vida.

“Creo que mi niñez no fue como la de otros amigos enanitos o gente pequeña, como nos llaman ahora. Yo sabía lo que soy desde muy pequeña, ya que mi madre también es enanita y al estar cerca de ella no sentía ninguna diferencia”, explicó.

Magdalena platica que la diferencia la notó al salir de casa, ya que la gente la señalaba, se reía y burlaba de ella en la calle.

“Lo supe manejar porque mi mamá siempre me decía cómo actuar ante esas situaciones”, externó.

Hoy en día, Magadalena Leyva trabaja en diversos espectáculos taurinos y teatrales que le han dejado diversas experiencias.

“La vida del espectáculo es divertida, aventurera y algo acelerada. Es necesario tener en mente que puedes estar en una ciudad y amanecer en otra”, aclaró.

Desde muy niña, Magdalena entró al espectáculo de los Enanitos Toreros de Torreón en compañía de su mamá, ambas se desempeñaban como imitadoras de artistas. Hoy en día en la compañía alternan roles en diferentes obras teatrales.

“Hemos estado en muchos lugares de México y parte de Estados Unidos, por lo que no sentimos un apego a nuestro hogares, ya que diariamente estamos viajando”, destacó.

Debido a su talla pequeña se topó con el peor enemigo de todos: la ignorancia y la falta de comprensión, lo que no permitió que encontrara un “trabajo normal”.

“Una vez se me ocurrió ir a pedir trabajo a un hotel como camarera, pero cuando me vio el empleador me dijo que no podía contratarme porque no alcanzaría las camas para tenderlas, y eso me molestó
mucho”, expresó.

Por eso, ella, y otras personas con su condición, se dedican al ámbito artístico, único lugar dónde son aceptadas sin ninguna dificultad.

“La gente de estatura promedio cuando nos ve, lo primero que hace para que no pidamos un trabajo común nos asusta de diferentes formas; en el peor de los casos nos dicen que iniciarán proyectos en dónde podamos participar. Creen que por ser de baja estatura no podemos hacer otras cosas, cuando muchas veces hemos hecho más que los demás”, finalizó Magdalena Leyva Santos.

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MARTHA MU—OZ ASCENCIO

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