
El próximo 14 de febrero de 2025, los enamorados no solo podrán celebrar el amor en la Tierra, sino también admirar un espectáculo celestial digno de la diosa del amor. Venus, el planeta más brillante en nuestro cielo, alcanzará su máximo esplendor esa noche, ofreciendo un deslumbrante resplandor que podrá ser observado a simple vista tras la puesta del sol.
Un destello en el cielo del atardecer
Venus se ubicará en el horizonte occidental y su brillo alcanzará una magnitud de -4.9 a las 16:00 horas (tiempo del centro). Su resplandor será tan intenso que podría ser confundido con un OVNI, eclipsando a todos los demás astros en el cielo nocturno, con excepción del Sol y la Luna.
Para quienes deseen presenciar este fenómeno, bastará con mirar hacia el ocaso en cualquier noche despejada de mediados de febrero. Su intensa luminosidad lo hará visible incluso en el crepúsculo, convirtiéndolo en el complemento perfecto para una velada romántica bajo las estrellas.
Una oportunidad única hasta 2026
Este fenómeno no se repetirá con la misma intensidad hasta septiembre de 2026, lo que lo convierte en un evento imperdible para los amantes de la astronomía y para aquellos que deseen hacer de San Valentín una noche inolvidable.
La razón detrás del resplandor de Venus
El brillo de Venus se debe a la combinación de su fase y el tamaño aparente de su disco. Tras su conjunción superior con el Sol el 4 de junio de 2024, el planeta reapareció en el cielo nocturno y, a lo largo de los meses, su fase ha disminuido hasta formar una medialuna creciente. En su punto de mayor brillo, Venus exhibe su “máxima extensión iluminada”, cuando la luz solar cubre la mayor área visible desde la Tierra.
Después del 14 de febrero, Venus seguirá aumentando su tamaño aparente hasta alcanzar su conjunción inferior el 22 o 23 de marzo de 2025. Posteriormente, el planeta pasará a ser visible en el cielo matutino, alcanzando su máximo esplendor en esa posición el 27 de abril de 2025.
Un San Valentín bajo el brillo de Venus
Este San Valentín será la ocasión perfecta para mirar al cielo y maravillarse con el resplandor de Venus, el planeta que, según la mitología romana, representa el amor y la belleza. Un recordatorio celestial de que, así como las estrellas, el amor también puede brillar con intensidad en la inmensidad del universo.
