
AGENCIA
Río de Janeiro.- El sábado, Lady Gaga deslumbró a 2.1 millones de asistentes en la playa de Copacabana, en lo que se convirtió en un mega concierto gratuito lleno de energía, emociones y sorpresas. Con su icónico vestido rojo escarlata, la diva del pop comenzó su presentación con las primeras notas de “Bloody Mary”, encendiendo una multitud de “little monsters” que se congregaron desde temprano para disfrutar de su regreso a Brasil, país donde no se presentaba desde 2012.
El evento, que según la alcaldía de Río de Janeiro atrajo a un público de 1.6 millones, generó un impacto económico significativo, con una estimación de 100 millones de dólares en ingresos para la ciudad, un 30 por ciento (%) más que lo que reportó el concierto gratuito de Madonna en el mismo lugar el año pasado.
Los fanáticos, que llegaron desde distintos rincones del país, no escatimaron esfuerzos para vivir la experiencia. Walter Segundo, un estudiante de 23 años de Sao Luis, en el estado de Maranhão, viajó casi 3,000 kilómetros para ver a su ídolo en vivo: “Falté varios días de clase para venir a este show, Lady Gaga es todo para mí”, comentó.
El evento también se destacó por su alto nivel de seguridad, con más de 5 mil agentes, drones y cámaras con reconocimiento facial desplegados por las autoridades para garantizar la seguridad de los asistentes. A pesar de las largas filas y el intenso calor, los fanáticos mantuvieron su entusiasmo hasta el último minuto.
Además de sus grandes éxitos, como “Bad Romance” y el reciente “Die with a Smile”, Lady Gaga hizo vibrar la multitud con canciones como “Born This Way”, que, como compartió Alan Jones, un peluquero de Santa Catarina, se convirtió en una fuente de inspiración personal. “Fue la canción que me hizo aceptarme tal como soy”, expresó.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, sugirió que esta tradición de megaconciertos gratuitos podría continuar en los próximos años, incluso mencionando la posibilidad de traer al grupo U2, aunque sin especificar fechas.
Con este concierto, Lady Gaga reafirma su conexión especial con el público brasileño y deja una marca imborrable en Río de Janeiro, consolidándose como una de las artistas más queridas en el país.
