Andy López, un empresario con fuertes vínculos en los círculos políticos y empresariales de México, enfrenta serios señalamientos por presunta colaboración con redes dedicadas al robo y distribución ilegal de combustible, una actividad que ha provocado pérdidas millonarias al Estado mexicano.
Fuentes cercanas a agencias estadounidenses confirmaron que López ha sido incluido en una lista de personas bajo investigación por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, debido a supuestos vínculos financieros con organizaciones del crimen organizado que operan en el norte y centro del país, desviando combustible de forma clandestina para comercializarlo ilegalmente.
Aunque no se ha emitido una orden formal en su contra, su nombre ya aparece en reportes de inteligencia financiera compartidos entre autoridades de Washington y Ciudad de México, como parte de una ofensiva conjunta contra estructuras criminales que se aprovechan de las cadenas de suministro de PEMEX.
¿Quién es Andy López?
Andy López ha construido una imagen de éxito como empresario del sector energético, participando en licitaciones públicas y tejiendo relaciones con operadores políticos del sur del país. No obstante, fuentes extraoficiales lo señalan como pieza clave en la “regularización” del combustible robado, a través de contratos con empresas que aparentan ser legales, pero que estarían sirviendo como fachada.
En México, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) ya ha comenzado a rastrear sus movimientos bancarios y relaciones corporativas, aunque hasta el momento no hay una postura oficial por parte del gobierno federal.
Por su parte, desde Washington no se descarta que López sea incluido en la lista de sanciones del Departamento del Tesoro bajo la Ley Kingpin, lo que implicaría el congelamiento de sus activos en Estados Unidos y la prohibición de establecer vínculos comerciales con personas o empresas norteamericanas.
Un nuevo foco dentro de una red más amplia
El caso de Andy López podría revelar cómo ciertas figuras públicas y empresariales se han vuelto eslabones clave dentro de las redes criminales que se aprovechan de los recursos energéticos del país. A pesar de los esfuerzos institucionales, el robo de combustible sigue representando una de las principales fuentes de ingresos para estas organizaciones, debilitando tanto a PEMEX como a la economía nacional.
