En una sorpresiva jugada digital, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió conmemorar el 5 de mayo no con un discurso ni con una actividad oficial, sino con una republicación de una fotografía de hace nueve años, donde aparece disfrutando de un taco bowl.
La imagen, originalmente compartida en 2016, muestra a Trump sonriente en su oficina de la Trump Tower, con un platillo de estilo Tex-Mex servido en un cuenco de tortilla frita. “¡Feliz Cinco de Mayo! Los mejores tacos se preparan en Trump Tower Grill. ¡Me encantan los hispanos!”, escribió en aquella ocasión.
Ahora, en 2025, el también aspirante a volver a la Casa Blanca retoma la publicación desde su cuenta en Truth Social, calificando el platillo como “maravilloso”. La reposteo generó nuevamente una ola de comentarios y reacciones encontradas.
Mientras algunos usuarios vieron el gesto como una forma trivial y oportunista de acercarse a la comunidad latina, otros interpretaron el acto como una especie de guiño nostálgico o, incluso, una forma indirecta de revivir la polémica que rodeó aquella publicación, la cual en su momento coincidió con su campaña presidencial cargada de retórica antimigrante y propuestas como el muro fronterizo con México.
¿Publicidad encubierta o estrategia política?
En 2016, la publicación fue interpretada también como una promoción encubierta para su restaurante Trump Tower Grill, a pesar de que se comprobó que el platillo no estaba realmente en el menú. El mensaje “¡Me encantan los hispanos!” fue duramente criticado por su aparente tono condescendiente y superficial.
Hoy, a casi una década de distancia, Trump revive esa imagen justo cuando busca reforzar su presencia en redes y conectar con diversos sectores del electorado rumbo a las elecciones.
¿Qué tan auténtico es el mensaje detrás del taco bowl?
Aunque se trata de una imagen aparentemente simple, su contexto político y social sigue generando debate: ¿es solo una anécdota culinaria o un intento de redirigir la narrativa? En medio de un escenario electoral cada vez más polarizado, hasta un taco puede convertirse en un símbolo político.
