
*En el Día de las Madres, surge la historia de una mujer que ha sabido equilibrar el compromiso de la enseñanza con el amor y la presencia en el hogar.
Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- Este 10 de mayo, en cada escuela y hogar se celebran historias de amor, entrega y compromiso. Una de ellas es la de Elimar Reyes Caballero, madre de familia y docente, quien ha aprendido a equilibrar dos mundos que exigen todo: el aula y el hogar. Para ella, “ser madre es un estado hermoso, grato y pleno”, mientras que ser maestra representa el compromiso de guiar y acompañar en el aprendizaje.

No siempre ha sido fácil. Durante años, Elimar enfrentó la dificultad de no poder asistir a los eventos escolares de sus propios hijos porque debía estar presente con sus alumnos. Sin embargo, supo adaptarse, buscando espacios laborales que le permitieran cumplir como mamá y volver a su papel de docente. Hoy reconoce que el calendario escolar ha sido un aliado, pues le permite compartir vacaciones y días especiales con su familia.
La maternidad, asegura, le dio una mirada distinta sobre su labor como educadora. “Ser madre nos sitúa en otros zapatos”, dice, al explicar que ahora comprende mejor la relación entre padres e hijos, y la importancia de la empatía y la escucha activa con sus estudiantes. Esa sensibilidad ha hecho de su aula un espacio donde los jóvenes encuentran más que una maestra.

Entre los recuerdos que guarda con cariño está el babyshower que sus alumnos le organizaron cuando estaba embarazada. Más que los regalos, lo que nunca olvidará son las palabras dedicadas a ella y a su hijo por nacer. También valora el vínculo que ha formado con sus hijos, quienes no solo la ven como mamá, sino como un apoyo constante en su formación académica y emocional.
En este Día de las Madres, Elimar desea que sus hijos recuerden una infancia “llena de amor, de juego, de alegría, de aprendizaje y desafíos, pero sobre todo de felicidad”. Su historia, como la de muchas mujeres, demuestra que el corazón de una madre no entiende de horarios, y que la vocación de enseñar y cuidar puede vivirse con la misma pasión, dentro y fuera del hogar.
