

Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- Desde hace más de dos décadas, Jorge Avendaño López ha construido una carrera política cimentada en la simulación, el chantaje y el abuso de la necesidad de la gente. Lo que comenzó como una supuesta labor de gestoría social, terminó por revelarse como un modelo de negocio basado en la extorsión disfrazada de ayuda.
Actualmente Jorge Avendaño López no es sólo un burócrata que se parapeta como funcionario jurídico de Hidrosistema, pero su historial lo retrata como lo que realmente es: un invasor de terrenos, extorsionador y operador político al servicio de quien le pague mejor.
Durante años, Avendaño lucró con la miseria de cientos de familias a las que ofreció “lotes populares” en zonas irregulares como Valle Dorado Tercera Etapa y San Miguelito, colonias que él mismo promovió invadiendo terrenos sin escrituración. Él, en cambio, se llenó los bolsillos vendiendo ilusiones.
Pero su negocio no termina ahí: en su papel de “líder social”, cobraba cuotas obligatorias a sus agremiados –150 pesos por manifestación, 300 de multa por no asistir– mientras se quedaba con recursos gestionados que nunca llegaban a la gente. Ese dinero terminó en taxis, una bloquera, una tienda y una tortillería, todos negocios de su propiedad.
Hoy repite la fórmula desde Hidrosistema, donde usa su cargo para extorsionar a empresas con inspecciones ilegales, generando zozobra entre comerciantes mientras protege a sus cómplices políticos, como Manuel Alonso Cerezo y la empresa TRABAL, beneficiada sin freno.
Avendaño no cambió. Sólo cambió de oficina. Donde antes usaba pancartas, ahora usa sellos y amenazas oficiales. Donde antes gritaba en la calle, ahora opera tras un escritorio.
