

Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- La gestión del presidente municipal Juan Martínez Flores se ha convertido en sinónimo de corrupción descarada y desdén por la ciudadanía. Su administración no solo está plagada de irregularidades, sino que además revela a un mandatario municipal patético que no manda, sino que obedece ciegamente a Aydee Pérez, la verdadera voz y poder detrás del Palacio Municipal.
El saqueo de recursos públicos es la constante en este gobierno, evidenciado en octubre pasado cuando se descubrió la entrega de más de 835 mil pesos en supuestas “ayudas sociales” sin documentación ni justificación clara. Entre los beneficiarios, un futbolista amateur recibió 114 mil pesos, un claro ejemplo del manejo corrupto y clientelar del dinero público. La transparencia, en esta administración, es una palabra vacía, un simple adorno que sirve para encubrir el robo descarado.
Mientras las calles de Córdoba se hunden en el abandono, llenas de baches y socavones que ponen en riesgo a la población, el proyecto para un hospital oncológico fue frenado por la negligencia del Ayuntamiento. Los constantes cambios y la falta de compromiso hicieron que el IMSS cancelara la iniciativa, condenando a los ciudadanos a la indiferencia y la muerte. Este fracaso no es obra de un presidente municipal que gobierna, sino de un munícipe que solo sirve como títere de Aydee Pérez, quien maneja todos los hilos con absoluta impunidad.
