

Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.– La Sindicatura del ayuntamiento se convirtió en un lastre desde que Piedad Patricia Dorantes Gatica asumió el cargo. En lugar de cumplir con su deber, ha saboteado el funcionamiento interno del gobierno municipal con una actitud mezquina, oportunista y corrupta.
La oficina que debería garantizar la legalidad y el control de los actos administrativos está sumida en el caos. Todo por la negativa de Dorantes Gatica a firmar documentos oficiales, lo cual ha detenido trámites, programas y pagos ya autorizados por cabildo. Su presencia no sólo ha sido inútil: ha sido nociva.
De acuerdo con información recabada, la funcionaria exige pagos ilegales y “mochadas” para firmar lo que por ley le corresponde. En pocas palabras, está utilizando la Sindicatura como caja chica personal, condicionando su firma a cambio de dinero y favores. El chantaje es su forma de operar.
Piedad Patricia no llegó a trabajar, llegó a extorsionar. Su ambición desmedida ha contaminado aún más la administración municipal, y su nombre ya es sinónimo de bloqueo, corrupción y abuso. Mientras tanto, proyectos importantes y apoyos destinados a la ciudadanía están atorados por su capricho.
Quienes pensaron que su estancia sería sólo de trámite, hoy enfrentan un panorama en el que la figura de la síndica suplente se convirtió en un obstáculo peligroso.
