

De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba, Ver., 21 de mayo de 2025.— La podredumbre se cocina en lo oscuro. Manuel Alonso Cerezo, el lavador del crimen organizado, líder del cártel inmobiliario y candidato impugnado, confirmó su alianza con Isacc Luz López, alias “El Bodoque”, heredero del saqueo panista, para negociar la operación electoral a cambio de quedarse con la Tesorería Municipal. El botín: el dinero del pueblo.
Sin pudor, con descaro y cinismo, como si los cordobeses fuésemos ciegos. “El Bodoque”, el mismo que suplicó una regiduría en el PAN mientras lloraba en el CEN nacional, ahora se arrastra en Morena para ver si en el crimen de cuello blanco también hay hueso.
Detrás de esta cloaca política están los mismos de siempre: Francisco Vicente Pitalúa Yunes, hijo del constructor Francisco Pitalúa Cruz, responsables de obras fraudulentas como el maldito Paseo del Río y el Mercado La Isla; Julián Omar Lucero, parásito que quiere vivir de la nómina como lo hizo en las pasadas elecciones a diputados federal y local; y la cereza envenenada del pastel: los hijos de Leticia López, el clan que convirtió Córdoba en su empresa familiar.
Toda esta estructura putrefacta ahora la dirige Manuel Alonso Cerezo, un hombre con denuncias abiertas, procesos en el INE y antecedentes de violencia, que encima se atreve a prometer “empleos” mientras encadena y golpea trabajadores en sus negocios privados.
Encuentros públicos demuestran que el plan de Manuel Alonso Cerezo es delincuencia disfrazada de campaña. Y lo peor es que lo hacen en la cara del pueblo, creyendo que Córdoba ya se acostumbró a vivir entre despojos, facturas falsas y pactos de impunidad.
