

Las tensiones entre China y Estados Unidos escalaron nuevamente este lunes, luego de que Pekín rechazara tajantemente las acusaciones de Washington sobre un presunto incumplimiento del acuerdo alcanzado en mayo para reducir temporalmente los aranceles bilaterales. En un comunicado del Ministerio de Comercio chino, se acusó a EE. UU. de “socavar gravemente” el consenso logrado durante las negociaciones comerciales celebradas en Ginebra.
China defendió su actuación afirmando que ha cumplido “estrictamente” con lo pactado, incluyendo la suspensión de medidas arancelarias y no arancelarias impuestas en respuesta a los gravámenes estadounidenses. Según el portavoz ministerial, mientras China ha mostrado responsabilidad y sinceridad, EE. UU. ha impuesto nuevas restricciones discriminatorias como parte de su política tecnológica, entre ellas limitaciones a la exportación de chips de inteligencia artificial, software de diseño de semiconductores y la revocación de visados para estudiantes chinos.
Pekín advirtió que si Washington continúa “dañando sus intereses”, tomará medidas firmes en defensa propia. Además, recordó que las acciones unilaterales violan el acuerdo firmado en Ginebra y los compromisos asumidos por los presidentes Xi Jinping y Donald Trump durante su conversación telefónica del 17 de enero.
El conflicto se intensifica luego de que Trump acusara a China de “violar totalmente” el pacto, y funcionarios estadounidenses señalaran presuntos subsidios ocultos a empresas chinas como una de las causas del estancamiento.
El acuerdo, que establecía una tregua arancelaria de tres meses con reducciones mutuas de tarifas, parecía abrir la puerta a un entendimiento más amplio. Sin embargo, las recientes medidas restrictivas y la caída del 20 % en las importaciones estadounidenses de bienes en abril han deteriorado el panorama.
Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, reconoció que las negociaciones están estancadas, y aunque aún no hay una conversación programada entre Trump y Xi, desde la Casa Blanca esperan que se produzca esta semana para intentar desbloquear la situación.
Este nuevo episodio agrava un clima ya tenso, marcado por la desconfianza política y estratégica, que también se manifestó durante el foro de seguridad Shangri-La en Singapur, donde EE. UU. acusó a China de alterar el equilibrio en Asia.
