En un movimiento que podría redefinir el futuro de la industria musical, las tres grandes compañías discográficas —Universal Music Group, Sony Music y Warner Music Group— están en negociaciones con las startups de inteligencia artificial Suno y Udio, dos de los generadores de música más avanzados del momento. ¿El objetivo? Proteger los derechos de sus artistas y garantizar una compensación justa por el uso de su música en la era de la IA.
Según informó el Wall Street Journal, las discográficas buscan establecer acuerdos de licencia para que sus catálogos no sean utilizados sin control para entrenar modelos generativos de IA, capaces de crear canciones completamente nuevas. Entre los nombres protegidos están superestrellas como Taylor Swift, Drake, Ariana Grande, Karol G, Britney Spears y Shakira.
Pero eso no es todo. Las compañías exigen que estas startups desarrollen tecnología de rastreo tipo “huella digital”, al estilo de YouTube, para detectar con precisión cuándo y cómo se utilizan las canciones en las creaciones generadas por IA. Así no solo se protegerían los derechos de autor, sino que también se establecería un marco de atribución y retribución justa para artistas y productores.
El conflicto no es nuevo. En junio de 2024, la Asociación de la Industria Discográfica de EE. UU. presentó una demanda contra estas startups por violaciones de derechos de autor. Mientras Suno argumenta que su IA crea contenido completamente original, Udio insiste en que su sistema solo analiza conceptos musicales genéricos y cuenta con filtros que impiden replicar obras protegidas.
Ahora, además del aspecto legal, los sellos buscan ir más allá: quieren tener voz y voto en los productos que estas compañías de IA lancen, desde cómo se diseñan hasta cómo funcionan. Y no es para menos: con el avance de la tecnología, la posibilidad de que una “IA” cree una canción estilo Shakira o un hit al estilo de Taylor Swift ya no parece cosa de ciencia ficción.
¿Estamos ante una nueva revolución musical? ¿Podrá la industria tradicional adaptarse y coexistir con los algoritmos creativos? Una cosa es segura: el debate sobre los límites de la inteligencia artificial en la música apenas comienza.
