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Washington, D.C. — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó una nueva ola de polémica al ordenar este domingo la “liberación” de Los Ángeles de lo que calificó como una “invasión migratoria”, responsabilizando a la “izquierda radical” de fomentar disturbios y violencia en la ciudad californiana.
A través de sus redes sociales, Trump instruyó públicamente a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; al secretario de Defensa, Pete Hegseth; y a la fiscal general, Pam Bondi, a coordinar acciones con otras agencias federales para, según sus palabras, “tomar todas las medidas necesarias para liberar a Los Ángeles”.
“Una ciudad estadounidense que una vez fue una gran ciudad ha sido invadida y ocupada por inmigrantes indocumentados y criminales. Se restablecerá el orden, los inmigrantes indocumentados serán expulsados y Los Ángeles será libre”, escribió el mandatario.
Trump denunció que los agentes federales han sido hostigados y atacados por “turbas violentas e insurrectas” en el marco de protestas y enfrentamientos recientes, lo que, según él, no hará más que reforzar su determinación de proceder con las deportaciones.
Además, anunció que a partir de ahora estará prohibido el uso de máscaras en las protestas, una medida que ha sido criticada por organizaciones defensoras de derechos civiles, quienes la consideran un intento de intimidar y criminalizar la disidencia.
El presidente también señaló directamente a grupos de izquierda como responsables de los disturbios:
“Estas protestas de la Izquierda Radical, por instigadores y a menudo alborotadores pagados, no serán toleradas”, afirmó tajantemente.
Las declaraciones han sido condenadas por líderes comunitarios, políticos demócratas y defensores de derechos humanos, quienes advierten que esta retórica podría escalar aún más la tensión social y fomentar acciones represivas desproporcionadas contra inmigrantes y manifestantes.
Hasta el momento, las autoridades locales de Los Ángeles no han emitido una respuesta formal a las instrucciones del presidente, pero fuentes dentro del Departamento de Policía de la ciudad han expresado preocupación por una posible militarización del conflicto.
