

De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- Los líderes del ayuntamiento de Córdoba, con el alcalde Juan Martínez Flores a la cabeza, ganan mucho más de lo que deberían, mientras hablan de “ahorrar dinero público”. El alcalde gana $149,529 al mes, casi lo mismo que la presidenta de México, y mucho más de lo que percibe la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García.
La síndica, Vania López González, no se queda atrás: recibe $130,662 mensuales.
Pero no son los únicos. Diez regidores también ganan sueldos altísimos: $102,927 cada uno, por un trabajo que muchos hacen a medias. En lugar de resolver problemas, se dedican a aparecer en fotos, dar discursos vacíos o hacer favores a sus amigos y familiares.
Vania López González no es conocida por trabajar duro o cuidar el dinero de la gente. Más bien, ha usado sus puestos para subir en la política. Ahora gana 16 veces más que un empleado municipal normal, y ya está buscando otro cargo para seguir ganando bien, no para ayudar a la gente.
Estos funcionarios parecen más preocupados por salir en los periódicos que por mejorar Córdoba. En lugar de proponer soluciones o vigilar al alcalde, sólo buscan publicidad.
Pero el problema no es lo que ganan, sino lo que roban y lo que permiten robar. Porque cuando un alcalde llega al poder y es corrupto, todos los que están bajo su mando –funcionarios, empresarios y proveedores de servicios– también empiezan a robar.
Votar por una persona corrupta tiene un costo altísimo: no sólo robará ella, también todos los que trabajan con ella en el ayuntamiento y quienes le proveen servicios. La corrupción se extiende como plaga, y al final, pagan los ciudadanos.
