

De la Redacción
El Buen Tono
Fortín.- Un grupo de trabajadores despedidos la semana pasada acudió ayer al ayuntamiento para manifestarse de forma pacífica. No exigieron un aumento, ni privilegios. Sólo pidieron lo mínimo que marca la ley, es decir, su liquidación.
Aún sin darles la cara, se sabe que el alcalde Gerardo Rosales Victoria, robó tanto que ahora no alcanza ni para pagar nóminas.
Se acabó el recurso en lo que realmente le importa, enriquecer a su familia, comprarse lealtades y cubrir infidelidades con dinero público que maneja.
Durante la protesta, no faltó quien propusiera lo obvio, es decir, que venda la camioneta de lujo que, según voces cada vez más frecuentes en Fortín, le compró a su esposa con dinero robado al ayuntamiento y que sirvió de pago por su perdón tras una infidelidad.
Y mientras el alcalde pasea en vehículos que ningún trabajador podría pagar ni en 10 años, los empleados que sí trabajaron se van a su casa sin un peso.
En Fortín no falta presupuesto. Lo que falta es vergüenza. Si el alcalde aún tiene algo de eso, que empiece vendiendo lo que no es suyo y que con eso pague lo que sí debe a los empleados.
