Editorial
El Buen Tono
La síndica única del Ayuntamiento de Córdoba, Vania López González, aprovechó la sesión de Cabildo de este jueves para deslindarse públicamente del caso del exregidor Eduardo Mondragón Hernández, asegurando que no tuvo “injerencia alguna” en el proceso legal que lo mantiene en prisión. Pero su discurso, lejos de aclarar, exhibe una estrategia conocida: negar, victimizarse y, finalmente, amenazar.
En lugar de dar la cara ante los señalamientos graves que pesan sobre su actuación —la presunta fabricación de un delito por venganza política—, la síndica optó por atacar a los medios que han dado voz a la denuncia ciudadana. Específicamente, lanzó un enérgico reproche contra esta casa editorial, el único medio que ha documentado con rigor las irregularidades del caso y el uso del poder público para fines personales.
Vania López ahora dice que demandará por “difamación”, mientras ella misma ha financiado una red de medios digitales a modo, portales sin trayectoria ni ética periodística, que han difundido versiones falsas y sesgadas para sostener el montaje contra Mondragón. Esos mismos medios han servido para operar campañas políticas y de desprestigio bajo su encargo. De eso, no habló.
Asegura no tener relación con el caso, pero el juez Juan Luis Mendoza declaró a los familiares que la orden vino “de arriba”, y funcionarios del penal han confirmado que las instrucciones sobre el proceso vienen desde Xalapa. ¿Quién, sino alguien con poder y conexiones políticas dentro del Ayuntamiento, podría operar una maquinaria judicial y mediática de este tamaño?
En lugar de amenazar a los medios y jugar el papel de víctima, Vania López tendría que responder ante la opinión pública:
– ¿Por qué se mantiene intacta su estructura heredada del yunismo?
– ¿Por qué su tía dirige Medio Ambiente mientras se imponen cobros irregulares?
– ¿Por qué nadie más en el Ayuntamiento se atreve a hablar del caso Mondragón, pese a que todos saben que el delito fue fabricado?
