

Efraín Hernández
El Buen Tono
CÓRDOBA.- La Coordinación Municipal del Deporte en Córdoba ha sido convertida en un bastión de intereses familiares por parte del alcalde Juan Martínez. Su hija, Jessica Martínez, y su esposo, Rogelio Morales Zamudio, manejan la dependencia como si se tratara de una extensión de su patrimonio, disponiendo de recursos públicos e infraestructura oficial con fines personales.
Una solicitud de acceso a la información reveló que Morales Zamudio ha recibido 27 pagos entre enero de 2023 y marzo de 2025 por concepto de “trabajos de entrenamiento en materia de educación física y deporte”. La titular de Tesorería, Rosa María Velasco, se negó a dar el monto ni aclaró los lineamientos bajo los cuales se contrató a esta persona.
Empleados del área financiera, quienes solicitaron anonimato, confirmaron que el yerno del mandatario percibe más de 32 mil pesos mensuales sin tener título profesional, desempeñándose como “asesor”. Además, ejerce control operativo a través de Rosalío Martínez Armillas, quien ostenta el cargo de coordinador.
Morales Zamudio ha puesto al servicio de una escuela privada -el Instituto Martha Cristlheb, donde trabaja- canchas y recintos del gobierno local para eventos sin cubrir ninguna tarifa, cuando a otras instituciones se les exige elevadas cuotas. El gimnasio “Mexicano”, remodelado con recursos municipales, es usado exclusivamente por este grupo. Allí entrenan las nietas del edil, además de funcionar como sede para clubes deportivos particulares que cobran 60 pesos por hora, generando ingresos privados a costa de espacios públicos.
El coordinador Rosalío Martínez, dirige además al equipo varonil del Club Panteras, el cual goza de acceso sin ninguna supervisión oficial. Esta escuadra está vinculada con Jessica Martínez, quien junto a su esposo toma las decisiones en la coordinación. Incluso operan una cafetería en el recinto, donde empleados municipales han sido asignados para realizar labores de atención, lo cual representa desviación de funciones.
La red familiar no termina ahí. Rafael Morales, hermano de Rogelio, ha estado en nómina desde el inicio de la administración. Su inclusión refuerza el patrón de nepotismo y distribución de cargos a conveniencia.
