En una operación militar sin precedentes desde la Casa Blanca, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó un ataque directo contra tres instalaciones nucleares clave de Irán. Aunque Trump declaró que su objetivo era “preservar la paz en Medio Oriente”, analistas advierten que esta ofensiva podría encender la mecha de una reacción en cadena entre potencias nucleares como China, Rusia, India y Pakistán.
El ataque se realizó durante la madrugada del sábado y, según confirmó el presentador de Fox News, Sean Hannity, tras una conversación directa con Trump, se utilizaron:
- Entre cinco y seis bombas antibúnker, lanzadas por bombarderos furtivos B-2, diseñados para penetrar defensas aéreas y destruir estructuras subterráneas.
- Treinta misiles Tomahawk, disparados desde submarinos y destructores de la Armada estadounidense, impactaron objetivos a más de 600 kilómetros de distancia.
Las instalaciones atacadas fueron Natanz, Isfahán y Fordow, esta última considerada una de las bases más protegidas del programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Hannity aseguró que Fordow fue completamente destruida, y Trump reforzó esta versión al compartir en redes una fuente no oficial que afirmaba que “Fordow ha desaparecido”.
📡 Lo sorprendente de esta ofensiva fue la maniobra de distracción: mientras se informaba que los bombarderos B-2 volaban hacia el Pacífico, en realidad se dirigían al Atlántico, desde una base en Misuri, para entrar rápidamente en rumbo directo hacia Irán.
🔴 El ataque se da en el marco del conflicto creciente entre Irán e Israel, lo que hace temer a expertos internacionales que la respuesta iraní podría escalar a nivel regional o incluso involucrar a otras potencias con capacidad nuclear.
¿Un mensaje de fuerza o el principio de una tormenta internacional?
Mientras Trump defiende el ataque como un “movimiento quirúrgico por la paz”, crece la incertidumbre mundial ante las posibles represalias del gobierno iraní y la posición que adoptarán actores clave como Moscú y Pekín.
