De la Redacción
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- Eran las 11:30 horas y el desorden era evidente en el Ayuntamiento de Córdoba. De todos los funcionarios electos, solo el regidor Sergio Armando de la Llave Migoni se encontraba en su oficina. La regidora cuarta, María Luisa Martínez Ramírez, llegó justo a esa hora, mientras el resto de los regidores y la Síndica seguían sin aparecer.
Lo más grave: El presidente municipal Juan Martínez Flores sí estaba dentro del Palacio, pero encerrado en una supuesta “reunión”, sin dar la cara, sin emitir instrucciones y completamente indiferente al caos administrativo que se vivía en el recinto. Quienes intentaron solicitar su presencia fueron ignorados por su personal de confianza, que únicamente repitió que “el alcalde está ocupado”.
En cuanto a la síndica, desde su oficina se justificó su ausencia señalando que estaba “en comisión”, aunque empleados cercanos revelaron que su impuntualidad es permanente y que no tiene un horario definido. “Siempre llega tarde, no tiene control”, afirmaron sin rodeos.
Este escenario no es un hecho aislado. Se ha vuelto costumbre que el Palacio Municipal amanezca vacío, que los funcionarios lleguen tarde -si es que llegan- y que la autoridad más alta de Córdoba se esconda tras puertas cerradas. Mientras tanto, ciudadanos que acuden a realizar trámites o buscar soluciones enfrentan largas esperas, indiferencia y un gobierno ausente.
