

AGENCIA
Ciudad de México.- En medio de una creciente tensión política y diplomática, el líder del Senado de la República, Adán Augusto López Hernández, ha sido captado en apariciones recientes con un semblante notoriamente afectado: flaco, ojeroso y visiblemente preocupado. Esto ocurre en el contexto de una presión sin precedentes por parte del gobierno de Estados Unidos, que exige la entrega de presuntos “narco políticos mexicanos”, entre ellos el propio exgobernador de Tabasco.
La situación ha generado nerviosismo en la clase política mexicana, especialmente tras el silencio del gobierno federal ante un comunicado difundido ampliamente por la agencia Reuters, en el que Washington insiste en que México colabore con investigaciones sobre redes de narcotráfico con presunta protección política.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido una estrategia pública de diálogo con Estados Unidos, fuentes señalan que la relación es tensa. Mientras que un día la administración Biden la elogia, al siguiente la deja sin respuesta, reflejando un juego de presión que la maquinaria mediática oficial ha intentado minimizar.
Tabasco en el ojo del huracán
En el estado de Tabasco, tierra natal de Adán Augusto López, los hechos recientes parecen cerrar el cerco:
*Decomisos millonarios de huachicol: Se han incautado alrededor de 5 millones de litros de combustible robado en dos operativos distintos. Aunque las autoridades no han revelado detalles, fuentes locales apuntan a que estas redes estarían vinculadas a altos exfuncionarios.
*Desarticulación de células criminales: En operativos recientes se han desmantelado varias organizaciones delictivas, lo que ha generado rumores sobre el avance de investigaciones federales ligadas a figuras políticas.
*Detención de un político cercano a Adán Augusto: Uno de sus amigos personales fue detenido y vinculado a proceso, elevando la sospecha de un operativo dirigido.
*Repliegue de aliados: De acuerdo con reportes locales, varios colaboradores cercanos al exgobernador han comenzado a tomar distancia, e incluso abandonar cargos públicos, ante el temor de ser implicados.
*Silencio del senador: Adán Augusto ha evitado responder a los medios. En su más reciente aparición, evadió las preguntas sobre estos temas diciendo: “No tengo comentarios”. Su aspecto cansado y reservado ha alimentado la percepción de que enfrenta una presión creciente.
Hasta el momento, el gobierno federal no ha emitido una postura oficial frente a los señalamientos internacionales ni sobre la situación en Tabasco. Sin embargo, en círculos políticos se habla ya de una posible “tormenta institucional” si se confirma la participación de altos funcionarios en redes delictivas.
La situación podría escalar si las investigaciones del gobierno estadounidense se hacen públicas o si se concreta alguna orden de aprehensión de alto perfil en los próximos días.
