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Rosales es el flojonazo mejor pagado; tiene al municipio en el caos

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Efraín Hernández
el buen tono

Fortín.- A las 09:55 horas de ayer, las oficinas del alcalde, Gerardo Rosales Victoria, estaban vacías, su huésped seguía sin presentarse a laborar ni atender a los ciudadanos que pagan su generoso salario quincenal y sus lujos.
Empleados del ayuntamiento confirmaron su retraso, que, en la Iniciativa Privada, le hubiese significado un día de descuento y el despido en caso de acumular varias llegadas tarde; pero en el sector público, especialmente si es el jefe, nadie lo toma en cuenta, se queda sin castigo.
Lo anterior se llama impunidad y corrupción, de lo que Rosales sabe mucho.
Algunos trabajadores municipales manifestaron entre risas: “Ni vendrá, es viernes”.
La expresión dejó en evidencia la flojera del edil por cumplir con su responsabilidad básica, que es la de asistir a cumplir con su responsabilidad para la que lo eligieron los ciudadanos de Fortín.
Se trata de una conducta recurrente, de acuerdo con testimonios internos, Rosales Victoria hizo de la impuntualidad y sus ausencias una constante, sobre todo los fines de semana, cuando decide dejar su oficina vacía, sin previo aviso ni justificación alguna.
Su inasistencia ocurre mientras el municipio enfrenta una serie de problemas graves, como calles destruidas, obras detenidas, quejas ciudadanas por servicios públicos deficientes y trámites estancados.
Lejos de atender tales asuntos, el presidente municipal opta por ausentarse, limitar su presencia en publicaciones de redes sociales, y apariciones controladas en medios afines.
El hartazgo entre empleados y ciudadanos es cada vez más evidente. El alcalde perdió credibilidad, por su falta de resultados, y actitudes como su holgazanería, que reflejan el abandono institucional que generó en Fortín.
Pobladores consideraron que se trata de la peor administración de Fortín, de ahí que cuentan los días que le restan para terminar y que se vayan.

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