Agencias
Frontera Comalapa, Chiapas.– La crisis de seguridad en la frontera sur de México volvió a evidenciarse con la detención de siete policías municipales acusados de vender droga, en un municipio donde la violencia y el crimen organizado ya han sobrepasado a las autoridades locales.
La Secretaría de Seguridad del Pueblo confirmó la aprehensión de los agentes Misael “N”, Juan “N”, Samuel “N”, Hugo “N”, Óscar “N”, Roberto “N” y Jacqueline “N”, tras un operativo encabezado por la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), Guardia Estatal Preventiva y la Agencia de Investigación e Inteligencia Ministerial. A los uniformados se les aseguraron 46 dosis de metanfetamina y 23 bolsitas con marihuana, lo que refuerza las denuncias ciudadanas sobre la infiltración del crimen en los cuerpos de seguridad.
La noticia ha generado indignación entre la población, que exige una depuración total de la policía, en un municipio que se ha convertido en zona de guerra por la disputa entre cárteles, debido a su ubicación estratégica en la frontera con Guatemala. La violencia no cesa: asesinatos, desapariciones, alcaldes vinculados al crimen y patrullas emboscadas son parte de la cotidianidad.
Frente a esta realidad, el gobierno estatal ha prometido reforzar la vigilancia con tecnología de punta, como drones artillados y perros robot tácticos, pero los ciudadanos dudan que eso baste cuando la corrupción se sienta en las patrullas y viste uniforme.
Los policías detenidos quedaron a disposición del Ministerio Público por delitos contra la salud, aunque no se descarta que estén vinculados con otras carpetas de investigación relacionadas con el crimen organizado. La pregunta sigue siendo: ¿quién cuida a los ciudadanos cuando los policías son parte del problema?
