


Tania López
El Buen Tono
Córdoba.- Olga Leticia Luz López ha demostrado en cuatro años como regidora séptima que su verdadero compromiso no es con la ciudadanía, sino con la defensa de los intereses económicos y políticos de su familia. Desde su arribo al Cabildo no ha gestionado ni un solo peso en beneficio del municipio, pero sí ha cobrado puntualmente más de 80 mil pesos mensuales, interviniendo solo cuando las decisiones del Ayuntamiento favorecen o perjudican a su madre, la exalcaldesa Leticia López Landero.
Durante los 4 años del gobierno de su madre, Leticia López tuvo a su disposición más de 8 mil millones de pesos, cantidad que bien pudo haber destinado para dignificar el centro de transferencia de residuos sólidos en la colonia Paraíso, convertido en una vergonzosa bomba ambiental. Pero no lo hizo. Y ahora, su hija ocupa un asiento en el Cabildo sin haber movido un solo dedo para corregir esa omisión, repitiendo el patrón de omisión y conveniencia.
Quienes conocen su trayectoria dentro del Ayuntamiento señalan que su conducta ha sido pasiva, sumisa y cuidadosamente alineada a una estrategia política de familia: no incomodar, no investigar, no denunciar, aunque la ciudad se hunda. El silencio ha sido su principal herramienta, especialmente frente a temas como el enriquecimiento inexplicable que rodea a su entorno inmediato.
Uno de los casos más evidentes es la compra de la casa propiedad de la familia Rivas en el exclusivo fraccionamiento Campestre, la cual quedó registrada a nombre de Leticia López, pero en la que ahora vive cómodamente su hija, la regidora. A esto se suma otro inmueble, un terreno ubicado atrás del mismo fraccionamiento, propiedad de su hermano, Isaac Luz donde se construyó una residencia con siete baños y una alberca equipada con bomba para nado contra corriente, lujos que resultan imposibles de justificar con los ingresos oficiales que percibieron durante su paso por la administración pública.
Quienes verdaderamente sufren el deterioro de Córdoba y el abandono institucional no olvidan que mientras la ciudad se colapsa por los errores de la administración anterior, Leticia Luz ha guardado silencio cómplice, fingiendo preocupación sólo cuando se trata de atacar a sus adversarios políticos.
Si tanto le duelen las críticas que recibe, debería empezar por exigir cuentas a su propia madre, y explicar con documentos en mano el origen del dinero con el que adquirieron propiedades millonarias, imposibles de pagar con un salario de servidora pública.

