Cal Raleigh no solo llegó al Home Run Derby con hambre de revancha, sino con ganas de hacer historia. Y lo logró: el receptor de los Seattle Mariners se convirtió en el primer catcher en ganar la competencia, tras ofrecer una noche de espectáculo puro en el Truist Park.
Raleigh se había quedado a un solo jonrón de empatar la emblemática marca de Barry Bonds en la primera mitad de temporada. Pero decidió redimirse de la mejor manera: arrasando en el Derby con poder, precisión y sangre fría.
La competencia arrancó con un ambiente vibrante en Atlanta, especialmente por la presencia del ídolo local Matt Olson. Raleigh, penúltimo en el orden de bateo, cerró la primera ronda con 17 cuadrangulares, lo que le permitió avanzar como cuarto lugar, superando al jugador de Oakland Brent Rooker por apenas 0.08 pies en la distancia de su batazo más largo (470.61 contra 470.53 pies).
En semifinales, el receptor aumentó su nivel al conectar 19 jonrones, superando a Oniel Cruz (13). En la otra llave, Junior Caminero venció por la mínima a Byron Buxton (8-7), preparando una final vibrante entre dos figuras en ascenso.
Ya en la final, Caminero llegaba como el más explosivo de la ronda inicial, pero Raleigh volvió a destacar por su temple. Conectó 18 cuadrangulares, una cifra inalcanzable para el joven dominicano, que se quedó en 15.
Con esta victoria, Raleigh se une a la leyenda Ken Griffey Jr. como los únicos jugadores de los Mariners en ganar el Home Run Derby. Griffey lo logró en 1994, 1998 y 1999. Ahora, Cal Raleigh graba su nombre en letras doradas como el catcher que rompió la barrera y se coronó campeón.
El Truist Park, testigo de esta hazaña, se rindió ante el poder de un receptor que hizo mucho más que atrapar lanzamientos: se adueñó del derby y del corazón de los aficionados.
