Una noche que debía ser como cualquier otra se transformó en una pesadilla para la familia Almeida Luna. Alejandro, un niño de apenas 12 años, se debate entre la vida y la muerte luego de recibir un disparo en la espalda mientras acompañaba a su madre y a su hermano pequeño a comprar leche en una tienda del Barrio de Las Flores.
Los hechos ocurrieron poco después de las 10 de la noche del martes, sobre la calle Serapio Rendón. Según testigos, un hombre presuntamente vinculado a la banda criminal “Los Kalimanes” comenzó a insultar y agredir verbalmente a la madre de Alejandro. José Alejandro Almeida Luna, padre del menor, intervino para defender a su familia, pero fue brutalmente golpeado por el agresor y otros sujetos presuntamente drogados. En medio del caos, uno de ellos sacó un arma de fuego y disparó. La bala impactó directamente en el cuerpo del niño.
Gravemente herido, Alejandro fue llevado de emergencia por su propio padre en una motocicleta a una clínica particular. Allí, los médicos recomendaron trasladarlo al hospital regional “Dr. Pedro Coronel Pérez”, desde donde fue canalizado de inmediato al hospital regional de Coatzacoalcos. Ya en la madrugada del miércoles, los médicos tuvieron que tomar una decisión drástica: extirparle un riñón dañado de manera irreversible.
La cirugía salvó su vida, pero dejó una marca imborrable. Alejandro, quien nunca debió estar en medio de esta tragedia, perdió un órgano vital a causa de la violencia que azota los barrios de esta región. Su estado de salud es grave pero estable, según fuentes médicas consultadas.
Hasta el momento, no se ha informado si el agresor fue detenido. La familia, destrozada, clama justicia mientras se aferra a la esperanza de que Alejandro logre recuperarse.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de frenar la violencia armada que afecta a los más inocentes. En un país donde salir por leche puede costar una vida, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Cuántos niños más deberán caer antes de que algo cambie?
