La sorpresiva presencia de Manuel Bartlett, exdirector de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en Palacio Nacional este miércoles, ha reavivado la atención sobre uno de los casos más controversiales en la historia del país: el asesinato del exagente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena.
Bartlett, quien fungía como secretario de Gobernación en 1985 —año en que se cometió dicho crimen—, estuvo alrededor de dos horas en el recinto donde actualmente despacha la presidenta Claudia Sheinbaum. A su salida, el exfuncionario abordó una camioneta sin ofrecer declaraciones a los medios de comunicación.
Su visita se produce a pocas semanas de una audiencia clave en Estados Unidos, programada para el 18 de septiembre, donde se presentarán nuevas pruebas relacionadas con el caso Camarena y sus presuntos responsables dentro de una red de crimen organizado.
En junio pasado, se reveló que la fiscalía de la Corte Federal para el Distrito Este de Estados Unidos recuperó grabaciones de audio que documentarían el “interrogatorio y la tortura” al agente Camarena, las cuales serán utilizadas como pruebas en el juicio.
Héctor Berrellez, exagente de la DEA y encargado de investigar el asesinato, ha declarado públicamente que Manuel Bartlett habría tenido conocimiento de la identidad de Camarena como infiltrado y que esa información llegó a manos de integrantes del crimen organizado.
Según reportes oficiales, Enrique Camarena fue secuestrado el 7 de febrero de 1985 y habría fallecido dos días después. Su cuerpo fue hallado hasta el 5 de marzo de ese año, con signos de tortura.
Aunque Bartlett no enfrenta cargos legales, su nombre ha estado vinculado históricamente a este caso, y su reciente aparición en Palacio Nacional vuelve a colocar su figura bajo el escrutinio público, especialmente ante el posible enfoque del nuevo gobierno en temas de justicia y seguridad.
