


Nuevo León enfrenta un trágico llamado de atención tras la muerte de dos menores en incidentes separados relacionados con albercas, ocurridos en menos de una semana en diferentes puntos del estado.
El caso más reciente ocurrió el pasado fin de semana en el municipio de Montemorelos, donde una niña de aproximadamente tres años perdió la vida tras caer a una alberca en una quinta privada. El accidente sucedió en la quinta Ramos González, en la comunidad El Bajío, mientras la familia de la menor celebraba un cumpleaños.
De acuerdo con los reportes, cerca de las 21:00 horas del domingo, los asistentes a la fiesta notaron la ausencia de la niña. Al buscarla, la encontraron flotando en la alberca. Aunque aún presentaba signos vitales al ser rescatada, su estado de salud era crítico y falleció poco después en el hospital.
Los familiares explicaron que previamente la menor había estado dentro de la alberca utilizando flotadores, pero posteriormente regresó sola al agua sin esta protección, lo que resultó fatal.
Este hecho ocurre días después de otro incidente en el municipio de Juárez, Nuevo León, donde un niño de cinco años murió ahogado en un balneario ubicado sobre la avenida Eloy Cavazos y San Roque. Según testigos, el menor desapareció repentinamente y fue hallado minutos después en el fondo de una alberca, sin signos vitales. En ese sitio no había salvavidas presentes al momento del incidente.
Ambos casos están siendo investigados por las autoridades correspondientes, mientras crecen las voces que exigen mayores medidas de prevención y supervisión en espacios recreativos con albercas, tanto públicos como privados.
Un llamado urgente a la prevención
Organizaciones civiles y expertos en seguridad infantil han reiterado la importancia de extremar cuidados en entornos acuáticos, especialmente con niños pequeños. El uso obligatorio de chalecos salvavidas, la presencia de personal capacitado y la vigilancia constante de los menores son factores clave que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Las tragedias ocurridas en Montemorelos y Juárez dejan una profunda lección sobre la fragilidad de la vida y la urgencia de reforzar las medidas de seguridad en este tipo de espacios, para evitar que más familias sufran pérdidas irreparables.


