De la redacción
El Buen Tono
Orizaba.- La reciente fractura de una de las placas de vidrio de la Atalaya de Cristal, en el Cerro del Borrego, evidenció no sólo fallas estructurales, sino también una preocupante gestión de riesgos por parte del gobierno municipal, que ha priorizado la imagen turística sobre la seguridad de los visitantes.
Durante un recorrido, El Buen Tono pudo constatar que el mirador continúa operando, a pesar de la vibración perceptible en la estructura, del acordonamiento improvisado con cinta amarilla, tapetes y cartones, y que sólo uno de los lados está soportando el peso de los visitantes. La escena genera más angustia que confianza.
Con ironía desconcertante, un guía turístico aconsejaba a los visitantes: “No corran, no salten, ya se nos cayeron 10… no bolsas, no paraguas… San Pedro no requiere tantas cosas cuando se esté cayendo. Allá nos vemos con San Pedro”.
La frase, aunque dicha en tono de broma, refleja una normalización del riesgo que debería preocupar a las autoridades, mismas que están más interesadas por la recaudación que por la seguridad.
La zona fue clausurada de forma parcial por la Secretaría de Protección Civil estatal, no por decisión del ayuntamiento. La intervención habría incomodado al alcalde Juan Manuel Diez Francos, quien, lejos de actuar con responsabilidad, insistió en mantener el sitio abierto, en lo que parece más un capricho que una medida de interés público.
El edil prometió reemplazar la placa dañada el 31 de julio, lo cual no ocurrió. Mientras tanto, cientos de personas siguen transitando un mirador que ya mostró señales claras de vulnerabilidad.
Más inquietante aún fue la reacción del alcalde, quien insinuó que la fractura pudo deberse a un acto vandálico. Esta declaración no sólo desvía la atención del problema estructural, sino que podría revictimizar a la usuaria que denunció el hecho.
Según Diez Francos, el daño fue detectado desde el domingo, pero las medidas llegaron días después, tras presión externa. Todo esto evidencia una política turística centrada en el espectáculo antes que en la seguridad y la transparencia.
