


*La impunidad y el abuso se imponen en la región bajo el amparo de la Fundación Job
Tinta Ácida
EL BUEN TONO
Córdoba.- Campesinos de la Sierra del Gallego denunciaron ser víctimas de una descarada estafa orquestada por Liliana Jiménez y su pareja Yolanda Guzmán, quienes aprovecharon un accidente, para imponer cobros excesivos a la gente del campo, con la bandera de estar protegidas por la Fundación Job, encabezada por Job Antonio Ramírez Reyes.
El accidente se originó hace unas semanas, cuando un árbol cayó sobre la unidad 1727, ocasionando que se rompiera el parabrisas y el toldo, propiedad de Guzmán. Sin embargo, en lugar de asumir el percance como un accidente, Jiménez acudió con los afectados para forzar un supuesto pago de 90 mil pesos, una cifra totalmente inflada y desproporcionada. Bajo presión y temor a represalias, los campesinos, en su mayoría personas humildes y sin conocimientos técnicos, terminaron entregando el dinero.
El golpe más insultante para la comunidad es que, tras la estafa, la unidad siniestrada fue tuneada y puesta como nueva, lo que deja en claro que el dinero arrancado a la gente del campo fue destinado no solo a reparaciones, sino a lujos personales.
Las víctimas aseguran que tanto Jiménez como Guzmán presumen influencia dentro de la Fundación Job, la cual opera más como un escudo para intereses particulares que como una institución de apoyo social. De hecho, señalan directamente a su líder, Job Antonio Ramírez Reyes, por permitir y respaldar este tipo de atropellos, generando un ambiente de impunidad en la zona.
Lejos de cumplir una labor comunitaria, la Fundación Job se ha convertido en un refugio de abusos y prepotencia. Son precisamente integrantes como ellas las que desprestigian y utilizan el nombre de la fundación como escudo para cometer abusos, generando un ambiente de impunidad en la zona. Los campesinos, desprotegidos y sin el acompañamiento de las autoridades, se ven obligados a pagar antes que denunciar, perpetuando un círculo de abuso que solo beneficia a quienes manipulan el nombre de la fundación para sus negocios personales.
La comunidad exige que se investigue y se exhiba públicamente este caso, pues no es la primera vez que estas personas recurren al chantaje y la estafa, aprovechándose de la necesidad y del desconocimiento de los campesinos.

