


De la redacción
El Buen Tono
Cuitláhuac.- En medio del caos generado por un incendio que amenazaba con propagarse rápidamente, la solidaridad ciudadana se convirtió en el elemento que hizo la diferencia. Dos vecinos, Lucio Marín y Edgar López, demostraron que el heroísmo no siempre lleva uniforme ni requiere entrenamiento especializado.
Mientras muchos observaban impotentes, Lucio Marín puso a disposición su pipa de agua y la trasladó de inmediato al lugar del siniestro.
Sin embargo, el agua por sí sola no era suficiente. Fue entonces cuando Edgar López, sin titubear, trepó hasta lo más alto para dirigir el chorro y sofocar las llamas, un acto de valentía que los testigos calificaron de excepcional: “De todos los que estaban mirando, nadie quiso subirse”, comentaron.
Gracias a la colaboración de ambos, el incendio pudo ser controlado antes de la llegada de los bomberos, evitando una tragedia mayor.
Lucio y Edgar, ciudadanos comunes preocupados por su comunidad, se convirtieron en un ejemplo de que la empatía, el coraje y la disposición a ayudar pueden transformar incluso los momentos más críticos en historias de esperanza.
Este acto de solidaridad nos recuerda que, aunque la rapacidad y la indiferencia puedan aparecer en situaciones de emergencia, también existen personas dispuestas a dar lo mejor de sí para proteger a los demás.

