AGENCIA
Nacional.- El reciente nombramiento de Hugo López-Gatell como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a encender la polémica, no por su papel en la pandemia, sino por el alto salario que percibirá en el cargo diplomático, incluso por encima de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuyo ingreso bruto mensual es de 191 mil pesos.
Durante su conferencia matutina del viernes 12 de septiembre, Sheinbaum defendió que estas remuneraciones no son una decisión personal ni un privilegio especial para López-Gatell, sino parte de un tabulador oficial que contempla los altos costos de vida en el extranjero. “Todo el cuerpo diplomático tiene ingresos mayores. Es el único lugar en donde se justifica, porque el costo de la vida afuera es mayor que en México”, declaró.
Pese a ello, la justificación no ha evitado las críticas. Para muchos ciudadanos resulta indignante que mientras México enfrenta problemas de pobreza, precariedad laboral y limitaciones en sectores como salud y educación, un funcionario como López-Gatell perciba ingresos superiores al de la propia presidenta.
La mandataria explicó que López-Gatell ganará lo mismo que su antecesora y que los salarios incluyen gastos de vivienda, transporte y manutención en el extranjero. Sin embargo, para la opinión pública sigue siendo cuestionable que, bajo la bandera de la austeridad, se mantengan sueldos tan elevados en puestos diplomáticos.
Cabe recordar que en 2019 se hicieron ajustes para reducir gastos excesivos en el servicio exterior, pero las cifras actuales demuestran que persiste una marcada brecha entre los altos funcionarios y la realidad de millones de mexicanos que viven con salarios mínimos.
El caso López-Gatell pone sobre la mesa un viejo dilema: mientras al ciudadano común se le pide “apretarse el cinturón”, los privilegios en la burocracia dorada parecen mantenerse intactos, aun bajo gobiernos que se dicen diferentes.
